Un espíritu me ha
cegado,
pero hoy he
despertado después de haberme quedado dormido tanto tiempo,
y quiero llorar, pero
mis lágrimas están secas,
siempre he estado
muerto,
me he dado cuenta por
los pocos instantes de vida que he tenido,
y por los pocos
momentos en los cuales mi alma gritaba.
He decidido
encargarme de la vida
desde el alba pueril,
por lo cual mi
espíritu suicida se ha agobiado
en un infinito
proceso anaerobio de memorias,
las cuales vienen y
van, permanecen y nunca mueren,
mientras buscan
afanosamente algún indicio de libertad,
libertad, la cual
creemos tan profundamente que la tenemos,
libertad, como un
león rojo en un baño tibio de muerte.
Mi esencia ha querido
unirse a la tuya
por un vinculo
irresistible que solo puede ser creado por tu mirada,
mi esencia ha querido
salir de mi cuerpo
hoy más que nunca,
y se ha sofocado en
el vacío del espacio infinito.
Prefiero vivir
prefiero estar vivo y
morir lentamente,
morir consumido por
el dolor,
provocado por cada
partícula que quiere salir de mi piel,
cada partícula que
eternamente
será atraída
infinitamente y de manera irresistible hacia ti,
hacia tu alma,
hacia tu cuerpo,
hacia tus labios,
hacia tus piernas,
hacia tu cruel
mirada.
He descubierto
que oculto y escondido en
lo más profundo de mis miedos
existe un insaciable
deseo,
un deseo de guerra,
un deseo de muerte,
un deseo de ir al
infierno,
junto a tu boca,
y que la vida no puede ser
vida sin ese infierno de llamas inextinguibles
que nos consume hasta
quemarnos de la manera más deleitable,
que pulveriza el
cuerpo,
que despierta
demonios ocultos en las sombras.
Una y otra vez miro
tus recuerdos,
rondando por mi cabeza,
y es allí donde empieza el ansioso deseo de
conflicto
el cual ha hecho que
razas sobreviva por eones
es allí donde ataca como un lobo
fragmentando mi ser,
y entonces, los elementos
de la naturaleza,
no son más que arena
en el desierto,
no son más que
carcoma de los muertos,
no son más que
fantasmas vagando en el purgatorio.
Aquí los umbrales del
universo están podridos,
aquí no se origina la
vida,
solo hay muerte,
aquí las sombras de
las ruinas del vacío se quedan para siempre
y por siempre
consumen toda la vida,
y toda la muerte.
Sin embargo, he decidido amarte
aunque tu música suene a heridas que no quieres curar
y te escondas en espejos de humo de cigarro,
aunque te refugies al creer que estas escribiendo
sola en tu almohada, con tinta de lágrimas,
aunque solo puedas amar la tragedia
mientras consumes tus derrotas
para poder mantener la esperanza,
esperanza que miras como una opción,
mientras disfrutas al presionar tu llaga.
Te amo porque he elegido amarte,
y porque mis manos te acariciaron
mientras estaba a punto de caer,
entonces tú, con una simple sonrisa,
sofocaste las llamas del infierno,
de la vida,
tú,
el efecto de tu sonrisa me enamora mil veces
y de mil maneras distintas,
y en un mundo lleno de drogas
no puedo consumir más que tu mirada,
en un mundo lleno de mujeres,
no puedo amar a nadie más.
Desgarro mi alma cada vez que te extraño,
y me encuentro caminando en círculos atraído hacia tu
mirada,
una mirada que no
tiene principio ni fin,
una mirada llena de
aprensiones y desasosiegos,
una mirada sin
decisiones,
una mirada sin
intención,
sin embargo para mí
lo es todo,
es la vida, es el origen del
mundo,
es el origen de cada
partícula de mi alma,
cada partícula que
nace del proceso generativo,
y tú no puedes
percibir que todo aquel proceso,
que todo el arte, que
toda la música,
que todas las
palabras que se han dicho y que nunca se dirán,
se originan en lo más
siniestro de tus ojos.
Mi alma ha sido despedazada
pero quiere mantenerse junta por una leve capa de piel
se mantiene estable como un hilo de
Ariadna,
en el continuo caos
de la muerte a la que llamamos vida,
y yó he decidido seguir
despedazando los millones de pedazos,
he decidido continuar
con el siniestro acto obscuro,
de seguir destrozando
mi alma,
hasta lograr
descomponer los átomos de su materia,
hasta que no quede
nada.
Pedazos míos cada vez
más cerca de los tuyos,
pedazos con un deseo
infinito de mezclarse,
de formar un solo
individuo despedazado,
de gritar en la fosa
de la muerte.
He aprendido que un corazón abierto
jamás tendrá oportunidad de cerrarse,
cuando la locura ha
despertado y se ha vuelto desesperación,
y se ha mezclado con
el insomnio,
un insomnio lleno de recuerdos tuyos
me he dado cuenta
de que el dolor de estar
hecho pedazos se ha tomado una siesta,
y si despierto serás
la cura,
si no lo hago serás
el virus,
si no lo hago serás
el cáncer
Yo me he aferrado
a tus ojos,
que son un diluvio de
lagrimas que lo consume todo,
lo consume en círculos,
y ya no es necesario
reflexionar ni vivir,
ya no es necesaria
esta muerte pintada en lienzo escarlata,
y aunque creas que
estás libre de todo mi sombrío bosque,
y aunque corras y
huyas de esta vida,
no podrás librarte de
mis partículas,
que están eternamente
atraídas por tu centro del tornado,
que siempre se
mezclaran en tus sueños,
que están siempre
delante de ti, ocultando tu paranoia,
o que se infiltrarán
a través de tu piel y de tus lágrimas,
y aunque no me veas,
estaré allí para siempre,
siempre que cierres
los ojos.
Veo una sonrisa que
deja ver
mi arte para la nada,
mi locura tomando un
viaje cada vez más corto,
veo tus tristes
flores en el ataúd,
que se mueven
atraídas por un huracán,
y entonces te miro al alma
y eres lo que
escribo,
te miro a los ojos
y miro el latir de un
corazón sin vida,
tú me das la esencia
generativa
de mi desconsuelo,
mis instantes de vida,
y a pesar de que
estoy muerto
tus palpitaciones me llenan
de vida.
He visto mi propia tumba,
al fin la encuentro,
mi catástrofe, mi cruz, mi destino,
delirios que rondan por mis sueños,
canciones de cuna para poder dormir,
canciones de cuna para curar insomnios,
insomnios llenos de recuerdos tuyos,
recuerdos infinitos, recuerdos que nunca se van,
recuerdos que nacieron para nunca morir,
para ser eternos,
aunque lleven a la eterna desolación,
a la eterna soledad y un sin fin de rumores.
Después de todo
solo podemos elegir como morir,
destrucción o amor.
Yo, que me he
cuestionado
al tenerte como mi
propio elemento,
yo, que me he
envanecido de mi poder
para controlar mi
alma,
con una sola palabra
tuya,
con un simple gesto
suave y apacible,
he sucumbido al más
profundo abismo,
al averno, en lo más
patético y miserable del ser humano,
que con un suave
suspiro
empieza a dejar volar
la imaginación
convertida en veneno
y en puñal,
en una aguja
incrustada en el corazón,
y en las entrañas.
Grandes naciones y
huestes de mi imaginación
están en guerra, se
destruyen, se aniquilan,
mis otros millones de
sonidos se entregan a sus
placeres mas mundanos,
ese violín, ese
piano, rondando en mis sueños,
quiero que ronden en
los tuyos,
quiero que mis latidos puedan bombear tu sangre,
y que mis poemas te envuelvan en el aire que respiras,
pero el aire no es
importante en la vida,
lo que importa es
cuantas veces me
quede sin aire,
por tu mirada.
Muchedumbres de
pueblos en el paraíso
gritan por ir al
infierno
pero no lo hacen
íntimos secretos de
la naturaleza
que no quieren ser
descubiertos ni vistos ni tocados
por miedo de no despertar al león rojo,
que está dormido en
un baño tibio de muerte.
Escucho oscilaciones que quieren propagarse,
que son creadas por
tus malos recuerdos,
cortando como
guadañas, cortando mis pulmones,
mientras yo trato de
desahogarme,
y trato de encontrar
las palabras más sublimes de la fantasía humana,
aquellas que solo
existen en tus ojos,
pero me encuentro
hablando solamente con mi yo fragmentado,
tus recuerdos, y
tu mirada enmascarada,
una mirada que
encierra todo el arte y toda la ciencia
para la nada.
Tocan trompetas,
flautas y vientos contemporáneos,
soy Dios y soy humano,
soy tu sangre en un
escenario desplegado de tu piel,
soy tu sangre y mi
corazón ya no palpita para mí,
camino en todas
direcciones
y en todas partes encuentro la
calma muerta,
la calma de hablar me
encuentra un placebo
que agoniza
infatigablemente,
con el otoño y con
las hojas secas de tus lagrimas.
Puedo ver un pasado que agoniza de muerte,
y un león rojizo
surgiendo de un baño de sangre,
tu león sedado
indefinidamente,
y tu tan víctima y
tan culpable, tan afligida y tan feliz,
Diosa de las Diosas
del dolor,
tan experta en
disfraces,
que se usan solo de
palabras,
que se usan como
drogas, sublimes drogas,
y yo tan fragmentado,
que cualquier disfraz
me queda ridículo,
que ninguno está
diseñado para tantos fragmentos de personalidades,
de emociones, de falsas palpitaciones y de obscuros recuerdos,
y me encuentro
aniquilando partes de mi lado bueno, para poder sobrevivir
y me encuentro
aniquilando partes de mi lado bueno, para poder vivir,
porque el lado bueno
es el mas fácil de aniquilar que el lado malo,
el lado malo trae
humanidad,
estupidez humana,
el lado bueno trae alienación,
privación del estado
humano,
aniquilación, para
intentar sobrevivir sin tanto dolor,
aniquilación,
que hace miradas
frías, las cuales esconden el mas
frió infierno.
Ahora puedo distinguir un simple abrazo,
un falso gemido,
porque se enredan sobre tu
cuello,
y se enredan sobre el
mío,
como una soga cada
vez más apretada,
como un cuchillo en
el corazón,
que nunca podrá
asesinar,
que nunca podrá matar.
Tu voz, tu boca,
preferible morir a vivir y nunca intentarlo,
pero acaso vale la
pena vivir desfragmentado en millones de pedazos
agonizando con cada
palpitación y muriendo con cada suspiro ?
por tí todo vale la pena,
incluso una vida.
Estoy en los limites de mi imaginación
y busco la locura de
tus labios,
todos hablando con
tanta cordura
todos hablando por
tradición,
yo busco los
confines de tus ojos
intentando encontrar
las leyes del amor,
escuchando campanas,
mezcladas con tu suave perfume,
que se combina con el
humo de la muerte
y el sonido de la más
recóndita armonía,
pero solo encuentro mis poemas y mis letras blindadas.
Estar despierto y
seguir soñando con tu mirada,
estar dormido y
despertarme soñando en tus besos,
cruel maldición,
cruel habitación maldita,
hay una pesadilla
rondando en lo alto,
y el diablo sollozando
y rogando por una canción de cuna,
un inicio sin final,
cruel maldición,
pensamientos eternos
que no se van con el tiempo,
que no se van con la
eternidad.
Puedo ver un anhelo de nuestras
almas,
de danzar
infinitamente en un baño frío,
desnudas, sin el
cuerpo,
confundiéndose con el
agua y el aire,
mezclándose con el
fuego y la tierra,
no distinguiendo
entre el día y la noche,
disolviendo el alba
lejana
antes de que todo
comience,
siempre está la
tempestad en el cielo obscuro,
siempre creciendo
hacia mí,
la muerte fluye
lentamente
en el río de
desesperación de mi alma,
detrás de ti se
esconde con tus miedos
la luna llena
aguantando su tiempo,
y tu perfecta el
mismo instante,
en que ignorante de
ello
movías la tempestad a
tu voluntad,
destruías el diamante
con un parpadeo,
acurrucabas leones
con tu voz,
suavizabas rocas con
tu perfume,
y matabas vida muerta
con tu piel,
ahora veo rosas blancas,
hasta que mis huesos
se conviertan en polvo,
hasta quedarme en las
sombras para siempre,
después de todo
he aprendido a
quedarme en ellas,
bellas sombras,
para curar la enfermedad
del corazón que me diste
para curar la
enfermedad del corazón que me diste
de querer que mi
corazón salga de su pecho,
y que se una
eternamente al abismo de tus ojos.
He despertado,
después de tanto tiempo
prisionero,
escuchando las palabras más punzantes,
viendo los actos más
siniestros,
sin embargo te
escribiré todos los días,
hasta que mis dedos agonicen,
hasta que mi mente se
destruya,
hasta que el sol deje
de brillar
hasta que mi cuerpo
muera,
hasta que mi alma
deje de existir,
mi alma, que ya no es
mía,
ya no es mía,
nunca más,
y cuando muera, tú la
reclamarás,
mi cuerpo está intoxicado de ver el
anochecer sin tus ojos,
intoxicado de ver el
amanecer sin tus latidos.
Pintado con blanco
celulosa, manché tu alma,
con letras que no son para felices ciegos,
y con una flor que
nunca se marchita,
las demás flores
siempre mueren,
se arrancan de su
vida
y esperan tranquilas
para volver a la tierra,
pero arrancarse del
pecho palabras y flores,
inmortales al tiempo,
pero mortales al fuego,
inmortales a mis
palabras y mortales a las tuyas,
es un acto obscuro
para cualquier alma,
que agoniza en mil
pedazos en el mismo instante.
Veo mi alma muerta, mi
espíritu muerto, y yo herido de muerte,
veo mi alma presa de mi
cuerpo, hiriéndolo en cada respiración,
odiando la ley de la
gravedad,
con un anhelo
inextinguible de poder volar,
con un anhelo
sofocado,
la veo, mientras viajo desnudo,
la veo con mis ojos, que en realidad solo pueden verte a tí.
Hay personas que no
pueden ser simplemente letras,
no basta con
escribirlo ni pensarlo.
Ahora me cuestiono varias preguntas
debería mi alma
explotar en un millón de pedazos ?
debería mi alma
descomponerse en millones de átomos
y aun así seguirse
destruyendo ?
yo ya he elegido el
camino de sujetarme a tus ojos,
yo ya elegí el camino
de tus labios, de tu sangre de tu piel,
de tus piernas,
mi corazón ya no es
mío,
pero aun así siento
el fluir de mi sangre por mis venas,
mis pulmones ya no
son míos, pero aun así,
con un solo suspiro
me ahogo,
camino en un
infatigable dolor,
camino en la mas
purpura de las telarañas,
en lo más café de tu
alma,
en lo más negro de tu
insaciable necesidad de cordura,
de locura sin vida,
de resignación, de muerte,
mientras busco las
respuestas, y las preguntas siempre cambian.
Hay mujeres que no
pueden ser simples canciones,
simple arte, simple
infinidad,
simple eternidad,
simple locura, simple cordura,
lo son todo,
y aunque te despedacen el alma
y aunque se vislumbre
en el horizonte resignación al olvido
sin llanto,
he decidido amarte como si no tuviera ninguna otra opción.
Aspiro tu intoxicante aroma
adictiva
una cuestión neurológica
endorfinas,
feniletilamina, serotonina,
aroma cambiante con
mascaras maquilladas,
absorbiendo
inspiración a cada segundo,
y en cualquier
instante te amo, y eres lo que
escribo,
te miro al alma y
eres lo que escribo,
te veo, y eres lo que escribo.
Puedo saber que la muerte no es
calmada,
no es serena,
y ningún tipo de
sangre calmada y de muerte serena,
me hizo experto en
recorrer tus venas,
ningún tipo de mirada
calmada
permitió que
escuchara tus latidos,
y que me diera cuenta
de que estabas muerta,
sin embargo,
mi corazón seguía
palpitando,
y yo también seguía
muerto,
rechazando algo sobre
lo cual no sabía nada,
rechazando los
secretos de tus ojos más funestos,
y ahora estoy
caminando lentamente al olvido,
al eterno descanso,
siguiendo un sendero
que pretende tener un final trágico,
inexplorado por mis
ojos pero conocido por todos,
indagaciones diarias,
sondeos,
final inevitable
lleno de desesperación, de ira,
día de ira, el cual
llegará con una muerte de insignificancia,
de delirio mudo,
de locura callada,
sin tener ningún
punto de desfogue
mas que el de gritar
al vacío, al olvido, a la nada,
pero ya no tengo tanto
miedo, ni temor ni dolor,
vientos como puñales,
como abismos que poco
a poco van causando menos vértigo,
menos desesperación,
abismos en los que
los niños juegan libremente,
juegan a cantar las
fantasías más recónditas de vida,
abismos en los cuales
las aves no vuelan,
se suicidan porque no
aguantan el anhelo
de poder traspasar tus
ojos.
En esta fría noche
estoy cruzando el siniestro
bosque,
el siniestro camino
de mis lagrimas secas,
y solamente veo muerte,
la naturaleza es
únicamente leña para el fuego,
es polvo para la
tierra,
elementos que vuelven
a su ciclo,
como cenizas en el
viento,
que acorralan el
sabor de tu cuello.
Todavía recuerdo los
instantes de vida,
pero ya no con el
infatigable anhelo
de despedazar mi alma,
los vestigios de tu
perfume ya no cortan el corazón,
deberían hacerlo
pedazos,
deberían destrozarlo
lentamente en un sinfín de rumores hirientes,
sin embargo solo lo
lastiman
como lo hace un
piquete de araña,
como lo hace un
aullido mudo,
arrojándome a tus estériles
costas otra vez,
sin poder volver
nunca más,
porqué me permitiste
sentir?,
prefiero ser el
cadáver que era a vivir sin tus ojos,
prefiero ser el
cadáver que era a vivir sin tus labios.
Trampa
letal,
adictiva,
mi droga de la que quiero morir de sobredosis,
mi frenesí,
que no se puede detener,
que me roba las noches
y los días,
los sueños y la vida,
sin embargo
te seguiría bajo la
tormenta más negra de la noche más funesta,
seguiría tus despliegues
aromáticos
que han inundado mis
sentidos,
que los han asfixiado
placenteramente,
que me llaman,
que me buscan en lo más
obscuro de mis sombras,
en lo más tenebroso
de mis miedos,
que me intoxican los
huesos,
huesos que se afanan
por seguir buscando tu esencia,
tus labios, tus
colores, tus sonidos,
buscando
constantemente tus besos,
tus lirios de
celulosa, tus delirios.
Te espero
cuando miremos la noche,
te espero cuando la
oculte el amanecer,
cuando tus células se
suiciden en procesos catabólicos,
cuando me puedas
abrazar la mente
como lo hace una soga
a un ahorcado,
ahora sé con certeza
que están alrededor de mí,
bestias que comen mi
sangre,
que consumen mi carne
putrefacta,
variaciones de
colores que inundad horizontes perdidos
de sueños nunca
contados,
destellan amaneceres
que parecen nunca acabar,
ya agonizantes nuestras
almas
despiden en lo más profundo del abismo
el llanto reprimido,
el llanto sin lagrimas,
el llanto seco de
recuerdos que nunca serán contados,
y que se guardan para
siempre en el olvido del tiempo
Veo como la nada se vuelve
nostalgia
de varias
generaciones,
ancestral en sus
asuntos,
el tiempo guarda
tantos sucesos,
pero pocos se
almacenan en las entrañas,
en lo más visceral
del corazón,
en lo más profundo
del alma,
a veces
inmortalizadas en pinturas
o en simples e
irónicas letras
que tal vez nunca
serán entendidas,
existencia, dilema
del tiempo, amar o destruirse,
tu mirada o la nada,
seguir viviendo
muriendo lentamente,
o morir rápidamente
en un intento
de asfixiar lo que ya
esta sofocado,
queriendo enamorar al
león,
a la bestia dormida,
que algún rato
mostrará sus colmillos,
que algún rato tendrá
que matar cualquiera de sus partes
para poder matar el
insomnio,
para poder aumentar
sus fracasos o sus victorias,
tormentas rayos,
niebla, granizo,
acariciando al ángel
de la muerte,
embriagándolo con sus
finos cabellos,
con el aurora verde
azulada,
mostrando sus alas,
que brotan desde la
obscuridad de sus palabras, de su voz,
su cabello tapando su
boca,
para no decir nada
que no quiera ser dicho,
pero que debería
serlo,
debería repararse, debería
arreglarse,
no abandonarse al
olvido,
como una criatura que
nace.
Estoy asfixiando cada vez
más mi desolación,
la he asfixiando tanto que ella aprendió a vivir sin aire,
no hay peor derrota
que la que uno la
desarrolla en lo más profundo de sus miedos,
en su mente,
te evaporas en mis
recuerdos,
te mezclas como un
paisaje de luna,
de luna, aves
suicidas,
y el grito del
demonio,
como un canto
profundo,
tomando todos los
pecados,
y vomitando maldiciones
del paraíso,
el dolor de un ángel,
conformándose con
mirar la esfinge,
no atreviéndose a
pronunciar una palabra
ni a mostrar su
rostro,
no pudiendo ocultar
el cuerpo
bajo el manto del
alma en pedazos
bajo el manto del
alma en pedazos
La vida nos ha
afectado a los dos,
nos ha tratado brutalmente,
y nos ha hecho
brutales a cambio,
soy la sombra de los
gritos potentes
de quien pudo ver el
final de todo,
la esperanza
sucumbida consumiendo sangre,
sangre que se coagula
lentamente,
que se burla de los
cielos,
que mira por encima
del universo
y se esconde calmando
su fuego y su luz
Yo como un espectro
nadando en el mar,
fragmentando todo
sentimiento,
consumiendo ira y
odio para vivir,
mirando la luna y las
olas,
escuchando latidos
incesantes,
y buscando una vida
sin muerte,
con llagas laceradas
en todo el cuerpo,
y con una esencia que
desprende dolor,
los sentidos se
nublan, las fuerzas disminuyen, me dejo llevar por el mar,
mi alma lo siente, mi
alma que ya está condenada,
mi ama que está
vagando por el mundo,
osando tener
discursos de vida
de polvo,
después de todo,
polvo somos,
y lo seremos,
pero yo no creo en
Dios,
me niego a ser polvo,
me niego a ser polvo.
Muerte, inevitable
destino,
meta incuestionable,
como el invierno que
se aproxima,
y vida,
únicamente para poder
elegir
de que queremos
morir,
he elegido como
morir,
definitivamente a tu
lado
nada más importa,
ese es el efecto triste y dulce.
Obscuridad, luz,
peligrosas para
alguien que no sabe controlarlas,
y el alma tan
descuidada
que a pesar del daño
sigue buscando ser consumida,
bella sinfonía que
toca el diablo
a los oídos de un
alma destrozada,
bello réquiem para
los ángeles
que acaban por
sucumbir al abismo de muerte,
sentimientos que
murmuran sollozos,
la libertad nadie
entiende ni la tiene,
como un silencio que
dice más que mil palabras,
quizá sea el fin,
pero mi deseo de
sobrevivir aumenta,
esa roca gritaba,
acaso estaba viva ?
que le paso a esa
esfinge,
también estaba viva,
gritaba a los
confines del abismo,
es mi deber
levantarme
me recuerdas?
no suelo rendirme tan
fácil,
horas y horas
hablando,
colmillos saliendo de
tus dientes
que están clavados a mi corazón por siempre.
Toda meta es la
muerte,
todos la esperan
aunque no la quieran,
que importa el color
del día,
de tus pensamientos,
de tus malos recuerdos,
si el amor te puede
transformar
en el mas bueno de
los demonios,
o en el más perverso
cruel y malvado de los ángeles,
o en el más perverso
cruel y malvado de los ángeles.
Veo con ansias, con
angustia,
que una mano se abre
paso a través de tu ojo,
queriendo salir al fin,
salir en un mar de
lagrimas,
el tiempo con su paso
cruel
nunca acabará matando
nada,
largas historias que
nos duelen contarlas,
te debo las mejores y
las peores horas de mi vida,
un vínculo que no
puede romperse
liberando de cadenas
tus lágrimas atrapadas en las celdas de tus ojos,
tu alma callara a la
hora del punto final, lo sé,
y tu corazón no
revelará ni uno más de tus secretos,
tu piel se intoxicará
de recuerdos vagos,
y tus venas
explotaran tu sangre tibia,
pero tu mente seguirá
recordándome,
después de todo
a quién le bastan
únicamente los sueños.
Apartado del mundo,
no soy el mismo de
antes
y no lo seré jamás,
siento frío
incluso en días
soleados,
la reconozco en mis
sueños,
en viejos recuerdos
en los que puedo
sentir sensaciones mas allá de mi cuerpo,
de mi sistema
nervioso,
la desconozco en la
realidad
en la que está
dormida,
sin despertar jamás,
en un sueño eterno,
cíclico.
Sumido en tus lirios,
siento mi cuerpo como
una cruel mentira
siento mi cuerpo y el
silencio de tu corazón
como realidad,
he soñado tanto
tiempo contigo
que ya no puedo
distinguirte con las pesadillas,
y ya no puedo soñar
con nada más,
mis flores no pueden
marchitarse,
pero tú no las
necesitas,
tu amas otras flores,
las que se arrancan,
las que se vuelven polvo,
las que pierden su
magia para siempre,
las que no se sueñan.
Veo un cielo fragmentado,
y yo con un paso en
falso
empiezo a caer
nuevamente,
veo un tornado de luz
consumido por
infinita obscuridad,
niebla de una tierra
que permanece dormida,
y yo con tanto sueño,
sugestionado con canciones de cuna, para poder quedarme
dormido,
deseoso de soñar con tu mirada, junto con pétalos
destrozados de una flor sin vida,
te necesito para poder vivir,
o morir.
Estoy loco, estoy
enfermo,
y tu mirada para
siempre será el virus,
tu,
incurable, perfecta,
aunque estés muerta,
aunque no sonrías mas
para mí,
enloquecido y enfermo
hasta morir,
enloquecido por
feniletilamina,
oxitocina, dopamina,
serotonina,
al final tú serás la
vida y la muere,
y siempre me
recordaras a un ángel
con tu sonrisa,
un ángel que ha caído
al más frío de los
infiernos.
Desesperación y
desolación,
culpables de cegar mi
alma,
y tú has colocado las
vendas
apretadas como tus
besos,
como una soga en el
cuello,
amor, lo que siempre
he temido,
reduciendo mi
existencia hacia una cruel mirada.
Mira como mi sonrisa
se desvanece,
es falsa, como una
máscara,
tan tradicional y tan
falsa,
que ya lo hago por costumbre,
una mirada tan fría
como un reflejo,
como un espejo sin
alma,
después de matar por
completo una parte mía
que únicamente vivía en
lo más deslumbrante de tus ojos.
Ahora escucho música
de un infierno frívolo,
y me atacan los
recuerdos
pero no puedo defenderme,
siempre el león es el
culpable
escuchando los susurros del cazador,
es derrotado, desdichado,
una sombra sin un
cuerpo,
muerte sin vida,
dejándose atrapar por
el miedo,
por el vacío.
Que alguien me llore
una tempestad de lágrimas,
todo hiere,
que alguien busque mi
vida
y la encuentre y se
la quede,
no puedo matarme,
no puedo matar si no
es a besos,
y si no es a ti a
quien mate,
un beso,
un fantasma rondando
por mis sueños,
atormentándome.
Cruel como una mirada
de muerte,
cruel silencio que
ahoga mis gritos,
aún así mi alma para
siempre estará contigo,
búscame en tu sangre,
en tu corazón,
yo ya no me
pertenezco
y el sol me delata,
el universo y sus
constelaciones me delatan,
toda mi existencia
para amar a una persona,
todo el universo
resumido en tu mirada
que me ha derrotado
completamente,
y que me ha hecho
soñar
después de escuchar
una apacible canción de cuna,
en lo más visceral de
mi mente,
pero irónicamente lo
digo todo,
y no digo nada,
que alguien me ayude,
que alguien me llore
un diluvio de lagrimas
para calmar todos mis
pedazos,
que alguien me llame
con su voz,
necesito oír algún
respiro,
algún suspiro,
un aliento de vida,
una palpitación,
delirios que te hacen
soñar,
y ninguna persona se
queda conforme
con el simple hecho
de soñar.
Te aferras a mi mente,
pero desgarras parte
de ella
llevándote pedazos de
mi corazón,
miro temeroso como el
sol se apaga,
como la luna, mi luna
se rompe,
es mentira,
es mentira,
lo niego todo,
lentamente caigo en
un profundo sueño,
y tengo un simple
deseo,
un simple anhelo de
pesadillas,
de una sola pesadilla,
de una sola y cruel
pesadilla,
que pueda al fin
despedazar
completamente mi alma,
y así,
poder arrastrarla al
infierno.
Mi primer violín fuero
mis lagrimas,
mis llantos,
mil llantos en mil
noches,
sin actuaciones frívolas,
sin sonrisas
maquilladas,
todo tan real,
ahora estoy hecho a
base de derrotas,
incontables derrotas,
y poco a poco voy
actuando
mi papel humano
como todos lo hacen.
Tu corazón como un
sepulcro
y mi corazón apenas
refleja sus palpitaciones,
amor,
tan delicado como un
cristal,
como un diamante,
difícil de tratar sin
un completo dominio,
como cortar carne y
volverla a unirla suavemente,
como romper un hueso
con un fino hilo,
como quebrar un alma
y querer volverla a unir.
Aunque te arranques
los pétalos
jamás podrás quitar
tu belleza,
y la nada y tu,
por segunda vez,
llevándose todo lo
que me queda de vida,
y de muerte
llevándose a la más
miserable alma
llevándose todo pensamiento
que solamente anhela
todo recuerdo, toda canción,
cada frase, cada color,
agonía que no se va,
que se queda para
siempre,
para siempre mis
manos dibujándote,
y yo perdiéndome en ti.
Si el alma es tan
bella tal como esta,
llena de tristeza, de
dolor, de muerte,
es imposible no
amarla
cuando es atraída por
un vinculo irresistible,
después de todo
la belleza nunca ha
podido mirar a nadie,
porque es simplemente
una caricia suave y apacible,
es simplemente
una mirada.
Acaso no escuchas esa
voz
esa voz llena de
suavidad,
como un simple y tan
complejo lamento,
como un simple y tan
desgarrador gemido,
que revela todos los
ecos del mundo,
deliciosos ecos que
fluyen a mi alrededor,
fluyen como puñales
con el viento de la noche,
me envuelven como el
mar a la tierra,
como las olas a las
rocas,
y yo sin saber si
debo sumergirme en ellas
o debo fundirme en la
corriente del alma del universo,
en el alma del
cosmos,
hasta perder la conciencia
Música,
bella música,
un fantasma que me
persigue,
una mentira verdadera,
una mentira porque no
existe físicamente,
es real y no lo es,
como tú,
como palabras que
caen al fondo del infierno,
para regresar con una
maldición,
para que el diablo
las persiga para siempre,
para estar triste
para toda la vida,
supremo deleite para
los malditos.
Tu sonrisa,
que puede más que un ejército
completo dispuesto a la guerra,
que puede más que
cualquier arma, que cualquier veneno,
no puede ser de
ninguna persona que no la entienda,
tu belleza, en un
mundo hostil,
ha sido magnificada
por tu ignorancia de ello,
y cualquier cosa
bella en este universo,
es deseable hasta la
locura.
Rosas blancas que
caen al fondo del infierno
y vuelven prohibidas,
la obscuridad ha
hablado
y ellas la han
escuchado,
sin embargo,
no pueden descansar
hasta que estés a salvo,
no tienen otro propósito
en la vida,
mas que el de
matarte,
pero solo pueden
matar a besos,
pero solo pueden
matarte a ti,
tal vez este demonio
siempre estuvo tras de mí,
tal vez este demonio
siempre estuvo en mi.
Quién no ama una
causa perdida?
yo podría vivir
libremente,
pero hay cosas en el
alma que no se pueden liberar,
no llores,
yo aprendí ese
talento y sé que llorar no da consuelo,
trata de rezar
yo trate de rezar,
y Dios no me
contestó,
pero el Diablo lo
hizo,
tanto que decir y tan
poco a la vez,
trate de espiar en el
fondo de mis sombras
y encontré tu sonrisa,
tu yo normal,
pero acaso la gente
quiere ser normal ?
espiando en el fondo
encontré tus lagrimas,
enterradas por tus
recuerdos,
olvidadas en el tiempo,
tu silencio y tu
soledad, invadiendo mi alma
y bailando entre
bosques y estrellas.
Que le paso a tu
obscuridad
estaba viva,
Veo luces rojo
escarlatas,
carcomiendo mis
sentidos,
con el olor a tabaco,
que quiere quedarse
en el universo conocido,
siento vientos fríos,
en el mas cálido
infierno
vientos que quieren
desnudar tu alma,
hacerte deshumana
nuevamente.
Agobiante tristeza
que no se va,
como el cáncer,
ha venido para
quedarse,
se pasea en el jardín
de mi mente,
come mi alma despedazada,
desgarra con sus
dientes todos mis sentidos,
siento como sus
colmillos dañan mi piel,
pero hay que
convertir el dolor en cosas bellas,
tengo que hacerlo.
Me pregunto quién te
dejó caer,
y por qué tuve que
encontrarte,
quién te asfixió el anhelo de
sueños
sueños sobre los
cuales suspirabas,
quién sofocó tu
deseo,
de morir por un beso
bajo la lluvia,
de danzar sobre los
charcos ensangrentados de mi vida,
de querer despertar
demonios ocultos
con tu sonrisa.
Puedo, responder bien
ante el dolor
usarlo para crear,
cosas bellas,
para hacer música,
escribir,
cantar,
bailar,
después de todo,
hay que disfrutar del
dolor
de igual forma que de
la felicidad,
que la desdicha, que
el fracaso, que el miedo,
que las traiciones,
todo es disfrutable
siempre que no se atenúe
por drogas muertas
cotidianas.
Sol de media noche
que no puede ser
feliz,
luna en la madrugada
que no quiere salir
por miedo,
como un venado que se
oculta en el bosque,
uno de estos días,
cuando cierres los ojos,
seré tu peor cenit en
el día
y la peor luna de tus
noches.
y finalmente amarás todas mis sombras,
no aparecerá el
diluvio y la tormenta,
que detone el
horizonte con un color rojizo,
como la sangre
caliente,
que amanece
desahuciada
del cuello húmedo de
tus lunas.
Sabor de tu voz
que explota
furiosamente como un volcán en las entrañas,
dando alma a la
materia sin vida,
dando tiempo que
nadie más vivirá,
paralizando vientos
huracanados,
calmando bestias
sedientas de sangre,
deteniendo la
obscuridad con cada exhalación.
Batallas sangrientas,
contra mis recuerdos,
salir victorioso no
es posible
cuando tu mirada
acecha en la niebla,
cuando tu hielo pide
a gritos,
dos cuerpos para
iniciar el infierno,
cuando miras en tu
pecho,
tu corazón hecho
pedazos,
en lugar de un
espacio vacío.
Me recuerdas a un
ángel cuando sonríes.
Aquí yace un alma en
agonía perpetua,
en el suelo frío,
descalzo, desnudo,
necesitando un simple
suspiro,
de tu aire,
para poder volar,
para salir de la
miserable existencia,
en un viaje eterno,
y si retorno llenaré
mi cuerpo de agonía,
deseo de dos cuerpos
celestes
chocando en el
espacio,
generando la vida del
universo,
y generando la
destrucción de sus almas,
almas que cuando se
encuentran
rompen estrellas
ensangrentadas de lunas,
apaciguan fieras
criaturas de las sombras,
colapsan universos
creando expansiones infinitas
de sueños jamás
contados.
Escribo cuentos para
niños dormidos,
dormidos por largos
años
en el eterno ocaso
del silencio,
en el abismo de
halcones devorados,
canciones de cuna
para poder dormir,
canciones de cuna
para suplicar un sueño eterno,
muerte,
la meta de todo ser
que se atreve a nacer.
Robaré tus días más
soleados,
y tus lunas más
bellas,
que son mortales en
la luz,
e inmortales en las
sombras.
y produciré alucinaciones
reales
conocidas como
realidad
vanas, como plumas de
aves muertas,
como letras en el
vacío del alma.
Soy el silencio
gritando al abismo,
acercándome a tu
cuello,
susurrando morir por
tus suspiros,
deseando acostarme
con tus sombras,
pienso que ya he
tocado fondo con tu mirada,
pero sigo cayendo más
profundo,
sin nadie que me
rescate,
en la obscuridad del
viento silvestre
del más profundo y
deleitable infierno.
Te he besado el alma,
para darme cuenta que
no te conoces,
allí estas tendida
entre la obscuridad,
entre las sombras,
embriagándote con cordura
atenuando tu lobo no
normal,
intentando ser parte
de la vida,
de la cotidianeidad
mediocre de la vida.
Ahora siento
intensamente la ausencia
de tus manos,
de tus ojos,
de tu boca,
de tus delicados suspiros,
aunque no sean por mí
pero ya he decidido
morir amándote,
o morir asesinado por
ti,
deseo ir a dormir
embriagado de tus labios,
o ahogado con mis
propios suspiros.
Tienes vida sin
poseer alma
pero haces que la
existencia de Dios, sea finita
con una simple exhalación,
mi cuerpo, saliendo
de su tumba,
grita el diluvio de
lagrimas que me han enterrado,
gritan muerte por
dentro,
de la que duele con
cada respiración.
No quiero nada más en
la vida,
solo te quiero a ti,
tan solo a ti,
pero escucho el viento
gritar,
en el silencio que
callas,
escucho a las piedras
recitar
las palabras más
sublimes de la fantasía humana,
pero cada palabra que
no me dices
hiere el alma de
muerte.
Mi deseo de vivir, es
únicamente
para morir contigo.
Recóndita armonía que
llega
después de pensarte
tanto en mis sueños,
te tengo en mi
cabeza,
tengo tu voz,
tu perfume,
tu piel,
tus manos, tus
preguntas, tus palabras,
ahora eres parte de
mí,
como cualquiera de
mis huesos,
de mis átomos,
de mis partículas.
Nada en el mundo se
compara con el amor,
nada es mejor que
amar,
moriría amándote sin
pensarlo,
así tu amor esté
maldito.
Con sutileza
has despedazado mi
alma en millones de pedazos,
y yo volvería de
nuevo
al fuego abrazador de
tus ojos,
para autodestruirme
nuevamente,
volvería a hacer que
mis lagrimas,
se sonrían entre
ellas al pensarte.
Estás en cada
palabra,
en cada recuerdo,
en cada respiro y en
cada suspiro,
en el día y en la
noche,
en las sombras,
en mis demonios,
en mis voces
interiores.
Vida, demasiado
grande
sin ti,
demasiado
atemorizante,
llena de
desesperación,
de tristeza,
de guerras,
de estupidez humana,
llena de cordura, de
rutinas
que solo los locos
las practican,
encarcelando al lobo
feroz, sin control,
hambriento de ovejas,
y es la hora del
diablo,
el cual ríe de
soledad,
mientras la luna lo
mira tranquilamente.
Ven conmigo a ese
lugar
en donde las flores,
reconozcan su aroma,
reconozcan que aroman
la vida,
en donde el sol
alumbra con intención de hacerlo,
donde el cuerpo
realmente expresa,
lo que el alma
siente,
mi sombra se ha
duplicado por tu belleza,
ahora tuyo, ahora
mía, eternamente.
Miro el aire cantar,
el sonido de las
armas,
y yo soy una hoja en
blanco,
un lienzo,
la nada desde el
comienzo,
guardando un poco de
vacío
para cuando la obscuridad
se apague,
guardando para
siempre un poco de ti,
para cuando quiera
ser yo.
Tal vez la vida
es únicamente una
canción triste,
yo solamente quiero
morir junto a tu tristeza,
y una vida contigo,
que cierre el paso al horizonte,
cubierta de nubes, de
picos de montañas,
al fin completos,
esperando la muerte
para que el amor sea
eterno.
Podrás estar fuera de
mis ojos,
pero nunca de mis
pensamientos
todos los síndromes,
todos los síntomas,
amor,
mas un poco de la
nada
de la cual soy
partícipe,
ese día nos encuentra
a todos,
y debo cuidar mi
sangre si te acercas,
mi tristeza,
pero en tus labios,
pierdo mi tristeza,
y encuentro mi
eternidad.
Mi alma cansada de no
existir
estando lejos de ti,
lejana como una brisa
acariciando tu pelo,
en el invierno,
como lo hace un
suspiro a un muerto,
dolor lujurioso,
que a pesar del daño
me tiene tranquilo
mientras respiro tu
alma
mientras aspiro tu esencia.
Vacío,
sin palabras, sin
aliento,
sin fuerzas más que las de un cruel suspiro
agotado,
soles desvanecidos en
el ocaso,
en mi cama,
en las sombras,
con delirios de
sangre,
que ahora se evaporan
ante mis ojos,
nada me mira,
incluso mis demonios
se alejan,
la noche me llama
a una sincera
maldición,
jaula de tus ojos,
que desbordan
lágrimas de sangre,
que opacan una voz en
el cuello,
perdida con delirios
mezclados con luces
apagadas,
luces,
que se encienden
continuamente para ver si despertaste,
después de que has
escuchado canciones de cuna perpetuas.
El dolor cuando no es
verdugo
es una mentira de
maestro,
abrazo tu ausencia
con letras turbias,
confundidas con
certezas
confundidas con
infiernos fríos.
y me tienes caminando
en el aire,
pero,
alguna vez en el
suelo,
contamos todos los
segundos,
para no recordar
ninguno,
amo a esa flor
maldita,
sentenciada con lágrimas
negras,
liberando el caos,
que mancha el cielo
azulado,
que nos gobierna
absolutamente,
absorbiendo la vida y
la muerte.
Ella lo es todo para
mí,
aunque sea una
mentira,
un instante y
sobrepasé la escala del dolor,
lo sobrepasé hasta ya
no sentir nada,
doblegando mi alma,
doblegando mi
voluntad,
hasta hacerla
pedazos,
hasta hacerla
desaparecer.
Desnudarse de todas
las formas,
para no ser el mismo,
como si se pudiera
reciclar los suspiros,
Dios cerró los ojos,
y la dejó morir sin
los parpados abiertos,
una mujer, necesitada
de amor que mata,
necesitada de amor
mortal,
como un infierno
desbordado por almas y no entendido,
como gotas de sangre,
como puñales,
perdiendo cada
amanecer
en el diluvio de tus
ojos,
interpretando
silencios,
en lugar de buscar
respuestas
inevitable exterminio
de la verdad,
estéril,
reflejos de un cuerpo
desnudo,
sin el alma,
matando sombras de
recuerdos perpetuos,
viendo como resbalan
por la sangre cortada,
filos envueltos de
sollozos.
No hay nada peor que
demasiado tarde,
y pasan tantas cosas
a la vez,
que es mejor decir
estoy bien,
cementerios,
para rendir culto al
cuerpo,
que se descompone
lentamente,
bajo el manto azul de
tus ojos,
el cielo y el
infierno,
juntos, eternos,
llevándose tan bien
en tus labios.
Tus ojos me hablaron,
no debiste mirarme.
A quién le basta
soñar, con tus besos,
deja de ser real,
cuando la cordura toma a la razón,
es tan absurdo,
como aparentar que el
agua no es vital,
que el corazón se
detiene,
que no existe estupidez
humana,
que el cuerpo no
necesite respirar,
aunque lo haga con tu
mirada.
Decidí no ser yo,
para no pensar en mí,
ni en ti,
los escalofríos se
detienen,
los tartamudeos se
esconden,
quieren no extrañarte
todo el tiempo,
quieren no vomitar
feniletilamina,
mientras el alma se
desgarra
quieren ser libre de
tu recuerdo,
quieren ser
desconocidos.
Hace mucho tiempo,
escuché por primera
vez
música,
de la que solo se
escucha una vez en la vida,
cosas que olvidamos,
como darnos de la mano
y subir una montaña,
mientras corríamos
por la pradera en la infancia,
cosas que no pensamos
sentir nunca más,
por miedo a sufrir.
Tu y yo,
en realidades
alternas,
quiero controlar mi
respiración
para no morir ahogado
de suspiros,
quiero huir y no regresar
jamás,
pero mi cuerpo se
encuentra encadenado al tuyo,
extrañaba sollozar al
invierno,
una fuerza sin
control
hace que mi corazón
se agite,
envuelto en la lluvia
ferviente de mil lágrimas,
arrastradas por fin a
la muerte.
Vivo,
únicamente para verte
todos los días,
mas fuerte es el
amor,
me siento vivo
contigo, con tu recuerdo,
maldito para toda la
vida,
maldito en tus besos,
en los cuales no
podía parar,
ahora,
es por ti que
escribo.
Llamarla viva,
parece una mentira,
que sublime poder
volar a cualquier parte,
pero las alas de mi
alma, están muertas,
tú las mataste,
mientras te respiraba
profundo,
mientras te escribía.
Tu mirada nuevamente,
me tiene caminando en
el aire,
abriendo mi cuerpo, mi
alma hasta las entrañas,
ignorando este acto despiadado,
espero que sea el sol
el que me hable de tus alas,
espero visitar las
estrellas, las galaxias,
y que mi noche sea la
tuya,
interpretando el
firmamento,
mientras estemos
envueltos en besos apasionados.
Tiempos distintos,
me hubiese gustado
llegar antes a tu vida.
pero necesito que
vuelvas a ser la misma niña que eras
cuando corrías
enamorada por las praderas.
Somos latidos que se
apagan poco a poco
y puedo fingir, bajo
el riesgo de no vivir
un sentimiento
desnudo
el cual sostiene un
frágil suspiro,
en un ascenso de
resistencia
para no desgarrar los
huesos y el alma,
al final se que la misma flor que hoy admiras,
mañana estará muerta.
Te quiero más allá de
mis limitaciones humanas
te quiero
inhumanamente
porque no te puedo amar de otra manera,
por favor, despierta,
necesito de vuelta mi
corazón,
aunque al final
solo pueda dejar sombras de una apacible canción de cuna.
Existen miles de formas de morir
yo solo conozco una,
tú.